miércoles, 25 de abril de 2012

Desde un segundo en Londres.

Desde un segundo a un primero en esta ciudad de los charcos, te pido por favor que vuelvas a ser tú. Les regalo a los problemas un vuelo de sólo ida a la Mierda y espero que también tú puedas hacerlo. Realmente no sé qué va mal pero tampoco qué va bien. Un ratón de alcantarilla chillón y asustadizo tiene más valentía que yo, que me he convertido en una bola de polvo nerviosa y deprimente, o deprimida, no lo sé.
Sólo sé que no quiero volver, porque allí están ellos, los seres esos, las malas lenguas, los problemas, y el tiempo. Saturno está allí afilando su guadaña al tiempo que espera cruzarse con nosotros y cortarnos la cabeza. Y yo lo sé, y espero, sin resistencia, el afilado y duro instante que acabará con nuestra vida.

Después de eso nada. Enmudecería el eco para siempre, y Ringo carecería de sentido, al igual que mi balcón a la ciudad y la habitación azul, que sin ti no son más que arquitecturas efímeras, ruinas de un sueño que quedó en el inconsciente del soñador amnésico.

No quiero, no quiero que acabes, nos queda mucho más que hacer. No quiero irme, quiero quedarme, aquí, allí, en todos lados, contigo. En albero, en luces de color, en noches reversibles, en sonidos de mar estrellado, en campos de fresa para siempre. Me atrevo a decirlo, para siempre.

Aquí estoy, a dos metros sobre ti y en medio una capa de linóleo y moqueta grisácea. Así que ven, atraviésala, ¿qué son unos centímetros para nosotros que hemos surcado millas juntos? ¿para nosotros que nos ha calado la lluvia y quemado el sol? Durante casi 500 días de ecos y casualidades.
 Así que ven, ven pronto. 
Porque, de nuevo, te estoy esperando.

domingo, 12 de febrero de 2012

A la mierda el Muro.

Que le den al muro, al amanecer de un nuevo año y al amor por casualidad. Los días en que quieres morirte son los mejores, hoy me apetece explotar.
Decir que por muchas capas de pintura ricas y lujosas que revistan los muros de los monumentos romanos, dentro solo había cascotes, piedras pobres y mierda. Al igual que por muchas veladuras que nos des vamos a acabar en nada, porque las cosas son así, siempre han sido así y nosotros no vamos a cambiarlas.
Nadie tiene derecho a proclamarse a sí mismo excepción.
Nosotros tampoco.

Me voy, a reconstruirme la burbuja de ladrillos que tú destrozaste.
No quiero exponerme al mundo que está outside the wall, tengo mal de altura y quiero irme a casa.

martes, 3 de enero de 2012

Buenos días 2012.

Amanece un día soleado en la pequeña manzana. Entre los árboles los rayos del sol tiñen de ocres, verdes y naranjas las siluetas a contraluz y una fresca brisa mañanera se despide de los 6 grados de la madrugada.

Y como estás de espaldas al sol, cuando te miro la luz es casi fotográfica.

Entonces me dices que te apetece escuchar música, y da la casualidad de que eliges mi canción favorita de los Beatles. Con Ringo de fondo entonando su Octopus's Garden y tú bailando como los peluches navideños que venden en los chinos, parecíamos dos idiotas mirando al infinito, en la primera gran mañana del año, formando la estampa perfecta para el final de una película al más puro estilo de Woody Allen.

¿Y quién mejor que nosotros para desempeñar este papel de guión improvisado?